En
las últimas dos semanas he conocido familias que conducen durante más de tres
horas entre ida y vuelta para asistir el domingo a una ‘misa
tradicional’. Sé de otros que viajan más horas para asistir de vez en
cuando. Cualquier persona que asiste constantemente a la ‘misa
tradicional’ sabe que es muy común que las personas viajen por lo menos más de
una hora en automóvil para poder asistir a la santa misa.
Ahora
comparen esto con las estadísticas a las que estamos muy familiarizados: sólo
el 24% de los que se identifican como católicos asisten a misa
semanalmente. En otras palabras, casi ocho de cada diez católicos no van
misa, a pesar de que hay más de 17.000 parroquias en los Estados Unidos. A
pesar de que la mayoría de las ciudades medianas y grandes tienen múltiples
parroquias, más del 75% de los católicos eligen no hacer el viaje de 10 minutos
para ir a misa el domingo.
Muchos
de nosotros en los años recientes hemos escrito acerca de la ‘misa tradicional’
y del por qué las personas han estado buscando esta celebración:
·
Reverencia
·
Tradición
·
Un sentido de lo sagrado
·
Un sentido de trascendencia
·
Belleza
·
El culto con dirección hacia el
Oriente.
·
Cantos que elevan el alma (cantos
gregorianos)
·
Incienso y campanas
·
El comulgatorio
·
Silencio y contemplación
·
Previsibilidad
·
Universalidad
Todos
estos factores ayudan a centrarse en Dios, aumentar la humildad y profundizar
en nuestro amor por Jesucristo y en su presencia real en la eucaristía.
El
porqué de la ‘misa tradicional’, debe ahora cuestionarnos para comprender cómo
es posible explicarnos este crecimiento extraordinario en la asistencia a la
santa misa semanalmente. En otras palabras, las personas deberían preguntarse
honestamente a sí mismos:
¿Por
qué alguien conduciría un automóvil durante dos o más horas para asistir a
misa, particularmente si hay otras parroquias más cercanas?
O
bien,
¿Por
qué la gran mayoría de los católicos se quedan en casa cada domingo cuando el
hecho de asistir a misa es mucho más fácil debido a la cercanía de las
parroquias y a la flexibilidad de horarios?
¿Podríamos
clasificar esto como una falta de caridad cuando los obispos saben que muchos
de los fieles soportan esta gran dificultad debido a la falta de disponibilidad
de la misa en su forma ‘extraordinaria o tradicional’? Hable con cualquier
párroco que ofrece la ‘misa tradicional’ regularmente y le podrá decir lo que
tienen que viajar estos feligreses sólo para poder participar en la misa de
siempre.
Uno
se pregunta si los obispos se informan sobre cuántas de sus ovejas están
viajando largas distancias para asistir a las diócesis solo para encontrarse
con la misa que el papa san Juan Pablo II y el papa Benedicto XVI intentaron
hacerla más accesible a través de un indulto y dos motu proprio.
Finalmente,
si más jóvenes están siendo atraídos la misa tradicional (y lo están), y si las
familias están siendo atraídas (y lo están), y si las vocaciones (matrimonios,
sacerdocios y vidas religiosas) están creciendo en las parroquias tradicionales
(y lo están), ¿no debería la Iglesia ver esto como una esperanza para el
futuro?
Que
muchos católicos hoy en día no son capaces siquiera de conducir durante 10
minutos para la más irreverente, banal y antropocéntrica, mientras que otros
dedicarán todo el día del domingo buscando lo sagrado, convirtiendo así la misa
en un largo camino, es digno de ser estudiado.
Recen
y pidan por aquellos que pueden hacer algo al respecto.
[Traducido por Fabián González. Artículo original.]
(Del Blog Adelante la Fe)
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